En
esta tercera y última entrada al blog, voy hablar de cómo han evolucionado e
influido los nuevos entornos de formación y comunicación desde la incorporación
de las TIC y las repercusiones que con ello conlleva, tanto en los procesos de
enseñanza y aprendizaje y la manera de interaccionar los estudiantes con la
información, los nuevos roles y funciones de los profesores y los alumnos ante
los contenidos y por último los entornos de formación que nos podemos
encontrar.
La
incorporación de nuevos escenarios digitales en la educación ha favorecido el
proceso enseñanza/aprendizaje a través de la diversidad de información que pueden
disponer y alcanzar de manera virtual todos los estudiantes, ya que los sitios
web's dedicados a la formación van creciendo tanto de forma cuantitativa, como
cualitativa, es decir, no solo pueden
alcanzar mucha información sino además de calidad. De esta forma, gracias a
esta abundancia y buena información que existe, es con la que profesores y
estudiantes pueden interaccionar con más fluidez y de forma diferente a la
tradicional verbal-lineal como por ejemplo: “entornos audiovisuales multimedia, códigos audiovisuales, animaciones
en 3D, simulación de fenómenos mediante técnicas digitales, o la navegación
hipertextual e hipermedia”. Asimismo el tener multitud de información no
significa tener más conocimientos, para ello el alumno deberá organizar,
construir y estructurar su propia percepción y ser crítico con ella; según el
siguiente comentario de Wolton (2000, 97): “El
acceso a la información no sustituye la competencia previa para saber qué
información pedir y qué uso hacer de ella”.
Esto
implica que el entorno de la formación y del saber ya no es proporcionado por
el profesor, este es diseñador de situaciones mediadas para el aprendizaje; lo
cual la información circula en la red, libre y alejada de contextos cercanos y
a través de recursos multimedia y bibliotecas virtuales. (Cabero, 2004).
Respecto
a los nuevos roles y funciones de los profesores y alumnos, estas serán cada
vez más complejas e inmersas en la sociedad de la información y comunicación de
la era digital en la que nos encontramos, por ello, se precisan de
profesionales de la orientación mejor capacitados y preparados para dar
respuestas a las exigencias no sólo de los entornos educativos en los que
desarrollan tradicionalmente su actividad, sino también de los contextos
social, familiar, productivo, etc. Según lo han señalado autores como Sanz y
Sobrado (1998) o Álvarez y Rodríguez Espinar (2000, 2001) al analizar los roles
y funciones que la sociedad actual exige a los orientadores el desarrollo de las competencias que facilitan los avances
tecnológicos, ayudan a colectivos con fracaso escolar y a las dificultades de
adaptación social, multiculturalidad creciente, etc.
Sanz
y Sobrado (1998: 48) acotaron la función del profesional referida al cambio socioeducativo y dentro de
este al trabajo didáctico que debe desempeñar el profesor: “Emplear nuevos
recursos multimedia y tecnologías innovadoras en el desarrollo de sus
tareas como son el vídeo, la informática, Internet, redes de comunicación,
etc.”.
Respecto a los roles y funciones que debe ser capaz
de desempeñar el orientador o profesor a través del ámbito tecnológico son
variadas. Por lo tanto el profesional de TIC, debe conocer y saber trabajar con
herramientas que favorezcan al alumno a desarrollar destrezas concretas y que
al mismo tiempo sean capaces de detectar la información, organizarla y
adecuarla a sus necesidades mediante la resolución de problemas.
Respecto a los entornos de formación que nos podemos
encontrar en la implantación de las TIC para favorecer la enseñanza y
aprendizaje del alumno, como hemos podido apreciar anteriormente no se pretende
una enseñanza de reproducción de conocimientos, con la implantación de las
tecnologías en el aula se pretende que el alumno construya sus conocimientos.
Por lo tanto, según Cabero (2004), destaca estos entornos de formación como
primordiales: "interactividad del sujeto
formado con todos los elementos del sistema, interactividad de todos los
componentes del sistema, e interactividad humana entre todos los participantes
de la acción formativa: profesores, alumnos y administradores del entorno”.
Estos
entornos de formación van a causar mejor resultado que en la que está inmersa
nuestra enseñanza actual, ya que el alumno no será un mero reproductor de los
conocimientos sino un mediador de su propia información el cual tomará
decisiones críticas y será consciente de
su propio aprendizaje.
En
conclusión, saber que los problemas de implantación de las TIC a los entornos
de formación no son debidos a los económicos, tecnológicos e instrumentales; ya
que en la actualidad además de contar con tecnologías e instrumentos de calidad, también contamos
con profesionales cualificados para su buen uso y manejo de estos. El problema
entonces es más cultural, metodológico, organizativo y estructural; es decir para
saber qué hacer con ellas, cómo hacerlo y por qué queremos hacerlo. Por lo
tanto concluimos con que: “El problema,
como hemos apuntado antes, estará en la Pedagogía no en la Tecnología”.
LA WEBGRAFÍA CONSULTADA:
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